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martes 23 abril 2024



Francia - 03/06/02
JOCKEY CLUB memorable
La vieja ley del turf

Previa Jockey Club

César A. Guedeja-Marrón de Onís

  • No puedo sustraerme a la inmoderada del Sr. Leigh al hilo de un Jockey Club que creo fuera de lo común, que ya es, dentro de los tiempos cercanos, que no han sido malos, por otra parte. El criador inglés, promotor inmobiliario, ha demostrado con su trayectoria no solo la afición que en todo el que se dedica a tan ardua actividad. se presume debe poseer sino un ejemplar comportamiento, desde el punto de vista del sentido común y del “savoir faire “, técnicamente, y sin que haya ocultado que, en el momento de iniciar tan apasionante actividad, no tenía ni idea de la película. Pero aprendió rápido y bien o se asesoró perfectamente, como los resultados demuestran.

  • Instalado primero en la yeguada que luego sería Juddmonte, la de mi cuadra, la de Abdullah, la que ha probado sobradamente con el propietario saudí que es tierra de grandes campeones (que, antes, por cierto, no estaba dedicada a la cría de caballos), sus productos, que no ha tenido a bien retener más que modernamente, han laureado su nombre con grandes performances. Simplemente, la cita de Barathea y, sobre todo, Bosra Sham justificarían toda una vida, máxime si se cuenta con no más de 20 yeguas de cría.

  • Añadamos a lo dicho que el Sr. Leigh presentaba este año a un imbatido, palabra de respeto, en el Prix du Jockey Club, dotado con la friolera de 1.100.000 euros, no sé si de vellón, de los que el adjudicatario del primer puesto se embolsaría unos 628.000. El potro, un precioso tordo, se llama Act One (In the Wings) y corría para su propietario y criador, que está gravemente enfermo. Es muy cierto que habrá mejorado, al menos de moral y satisfacción personal con la victoria en las guineas irlandesas de otro producto suyo, galopando bajo sus colores, la potranca Gossamer (Sadler’s Wells), pero estoy seguro de que el pupilo de J. Pease le toca mucho más el corazón. Más, estamos todos hartos de experimentarlo, las cosas no salen casi nunca como pretendemos, ni siquiera las que serían justas y convenientes.

  • En las previsiones de la carrera, se puede decir que el campo se anunciaba formidable, por prematura que esta apreciación pueda parecer. A más del imbatido de referencia, otro potro se presentaba con la misma cualidad: Khalkevi ( Kahyasi), Aga Kahn puro, pequeño pero matón con pergamino de nombre Hocquart ganado a sus espaldas. Sulamani (Hernando), medio hermano de Dream Well (que ganó la carrera en su día), entrenado por Bary, con menos papel y algo más inmaduro, con estarlo también el anterior, comparecía tras dos paseos impresionantes más por el galope que por la compañía. Por su parte, Simeon (Lamtarra) lo hacía con cuatro victorias consecutivas antes del domingo, la última en una Classic Trial en Sandown Park.

  • Había más “gente” con aspiraciones sustentadas en la clase. La escuadra de O’Brien con Diaghilev ( S. W.), Castel Gandolfo (Gone West) y Black Sam Bellamy (S.W. también) apoyados tácticamente por un leader, Temple of Artemis (Spinning World), a más de Louveteau (Bahri), un Wildenstein en forma y con presunto aliento, Without Connexion (Rainbow Quest), colocado en Lupin y Greffulhe, Le Fou (Polish Precedent), un medio hermano de Montjeu, y , finalmente, Martaline (Linamix), un Fabre-Peslier de K. Abdullah, que también infundía sano temor deportivo.

  • Las ediciones recientes del Jockey Club han dado cosecha de la buena, Peintre Celebre y Montjeu son ejemplos devastadores (el Derby no puede decir tal cosa, salvo por la figura de Sinndar). Pero, sin remontarnos a muchos años atrás, los ganadores son de susto. Yendo en retroceso en el tiempo, Celtic Swing, Hernando, Suave Dancer, Old Vic (que dejó a 7 cuerpos al segundo, Dancehall), Bering, record de tiempo....... .¿Y qué decir de Sassafras, Rheffic, Val de l’Orne, Top Ville, Bikala, Caerleon o Darshaan?. Creo que sobran los comentarios y las comparaciones, sobre todo si mencionamos algunos ilustres segundos, como Trempolino (Arco), Sadler’s Wells, Subotica (Arco ), Artaius, Akarad, Dernier Empereur, Croco Rouge..... Selección se llama la significación de esta prueba y lo demás son zarandajas.

  • Las apuestas se inclinaban por el tordo, a un razonable precio cercano al 2 por 1, con preferencia después para Simeon, a poco más de 6, Khalkevi, por delante de la Armada O’Brien (repárese en el lujo asiático de presentar tres candidatos serios y un pacemaker en un grupo 1 como es el Jockey Club) y, con alguna sorpresa, al menos para quien esto escribe, en la cotización de Sulamani, a 17 primero y a 20 al fin nada menos.

  • El paddock era “porno duro”. Había más músculo que en el certamen mundial de culturismo. Solo que aquí, y ese es el problema del preparador, no basta gastar todas las energías sin pensar que hay que conservarse en buenas condiciones para el resto de la campaña. Si ha de destacarse a alguien, yo lo haría otorgando el parabién a los O’Brien, después ya de batallas de desgaste, como es el caso de Castle Gandolfo, que se pegó una paliza, saliendo mal, en el Kentucky Derby. Sulamani empezaba a sudar, mientras que Khalkevi brillaba lo mismo que Louveteau.

  • El desfile, muy largo, debió perjudicar a más de uno pero no es fácil saber a quién y en qué medida. Lo que podemos decir es que no hubo dilaciones una vez en la salida y que, de inmediato, el pacemaker de O’Brien , Temple of Artemis, más lento , ha de esforzarse para tomar la cabeza, seguido, ya a buen tren, por Diaghilev, Louveteau, de modo relativamente sorprendente (dijimos ya que iría más cerca que en ocasiones previas), Martaline (Linamix), Castle Gandolfo, Without Connexion (Rainbow Quest), Act One, Great Pretender (King’s Theatre) y Black Sam Bellamy (S.W.). Khalkevi en el centro, acompañando a los demás por fuera, y Sulamani último en la práctica porque el farolillo rojo real era la participación caprichosa del día, Alvarinho (St. Estephe).

  • El paso se sostenía sin más variación, a mil metros de la meta, que la aceleración para situarse segundo, de Simeon, con Louveteau a sus alcances, Martaline, Diaghilev, justo delante de Castle Gandolfo, este pegado a los palos. Khalkevi se aproxima por el exterior para no dejar mucho terreno a los de cabeza, y, detrás del resto (entre los que se halla en dificultades, a causa de un empellón, Without Connexion), con Black Sam Bellamy y Sulamani en retaguardia, a muchos cuerpos del conductor.

  • A 800 metros del objetivo, Simeon se intenta marchar, a lo Dettori, pero ya Act One empieza a calentar motores, aproximándose a Martaline y Louveteau, con Khalkevi, que fue tirando algo todo el recorrido, justo como un buitre a la espera de la presa.

  • Al comienzo de la recta, Act One se aproxima como el que lava a la punta y deja sembrados a todos los participantes. Primero, a Martaline, Louveteau y Diaghilev y, al poco, a Simeon, un correoso competidor, cuya defensa resultó inútil en escasos trancos, partiendo en busca del poste y abriendo hueco respecto a Khalkevi, sin embargo, bien situado en el centro del pelotón enfrente y detrás del tordo en la recta final, pero sin robarle un centímetro. Y, lo que es peor, desapareciendo a la hora de la verdad.

  • De las profundidades del grupo viene un bólido con casaca Niarchos, a brazo exclusivamente al principio de su aceleración que, con una punta de velocidad asesina (la vieja ley del turf que reivindicamos), de modo espectacular, se empareja con Act One (quien, dato a no olvidar, va aumentando el espacio que le separa con el primero de la otra carrera, no por ello de baja calidad) y, tras una ligera duda y venciéndose algo a la derecha, doblega la resistencia rocosa del hijo de In the Wings, bajo medidos fustazos de Thulliez, arribando al poste un cuerpo y medio de ventaja. Y demostrando ser el mejor, que para eso estamos hablando de una clásica. De tomo y lomo este año del Señor.

  • No hay excusa ni reproche alguno que hacer al potro de Mr. Leigh ni a su jockey, Gillet. Midió el esfuerzo, la táctica, el látigo y los tiempos divinamente, sucumbiendo solo ante alguien, al menos el domingo, superior.

  • Tercero, a cinco cuerpos, el buen Simeon, por delante de un sorprendente Great Pretender, del que se dice que, si tiene el dia, es estupendo (y está claro que hoy sí), venciendo el buen final, por inferior a los laureados que fuera, de Black Sam Bellamy, potro que rehizo también mucha pista. Un cuerpo fue la distancia que les separó y una cabeza al irlandés del sexto clasificado, su compatriota Castle Gandolfo.

  • La decepción grande fue la del Aga Khan, cuyo potro parece que tiró mucho, fue algo a remolque, sin relajarse bastante, y dio dos bandazos en medio del esfuerzo. Pero ha de abrirse un paréntesis pues, como bien dijo A. de Royer Dupré, es carrera a no contar por resultado y circunstancias. Corre tan por debajo de impresiones anteriores que hasta me dio sensación de faltarle aliento Los irlandeses, en mi opinión, corren conforme a su papel, salvo quizá la elección de Kinane, Diaghilev, el propio hermano de Galileo. Louveteau se ha fajado demasiado, cuando se trata de un elemento dotado de buena punta de velocidad y no mucho paso. Quizá haya acusado esa estrategia de ir delante. Pero, claro es, si se quiere ganar, hay que arriesgar. En mi opinión, lo que también es válido para Khalkevi, ha de correr de espera siempre. Ir a contraestilo casi nunca da buenos resultados. El máximo fiasco lo encarna Le Fou (Polish Precedent), que no sé si figuró siquiera.

  • Concluyamos con un par de observaciones respecto a los primeros clasificados. El valor de Sulamani es inconmensurable. Le viene atribuido por el que tiene, de gran calado, Act One, que hoy me ha convencido plenamente disipando toda duda en cuanto al aliento y en cuanto al paso a soportar. Un carrerón el suyo. Todas las virtudes le adornan y el domingo tuvo la primera carrera realmente dura de su vida. Y no debemos enloquecer. Que la ternura que nos produce la situación de su propietario-criador no debe verse teñida por el descorazonamiento. Muchas batallas importantes quedan. En mi romántica opinión de las carreras, a contracorriente tal vez, yo me atrevería a correr el King George VI. de Ascot. Y me apuesto el bigote por él.

  • Para Sulamani, ditirambos incluidos, yo seguiría el mismo camino pues, con las reservas que los tiempos imponen al no permitirnos ver a la élite de las generaciones muy pronto (y el Derby está por disputarse), no parece nada fácil que haya un tres años mejor que el hijo de Hernando. Recordemos tan solo que está aún verde, que sudaba malamente cerca de los boxes de salida, y que aún no tiene “oficio”. Imaginen cuando lo tenga. Un meteoro. En contra tiene un carácter que le puede jugar malas pasadas, sin llegar a los problemas de su hermano. Algo de él demostró al emparejarse con Act One.

  • ¿Qué decir del origen y el entorno humano en que se mueve Sulamani?. Es un hijo y hermano de ganadores del Jockey Club, lo que corrobora cuanto decíamos más arriba. Hernando y Soul Dream, madre también de Dream Well, son eso que su nombre indica: un sueño del alma. Línea Niarchos, no podemos ignorar lo que esta cuadra representa en el mundo del turf. Aprovecho para aclarar que esa “inmensa minoría” que tiene el gusto extraño de leerme, en expresión dirigida a mí por Abraham García, aunque no sea de su propiedad intelectual, sabe que yo me pirro por la cuadra de K. Abdullah (estamos en forma, por cierto) pero quizá no sepan que, cabeza a cabeza con alguna otra, le sigue Niarchos en mis preferencias. Lógicamente, esa proclividad deriva de los caballos que han poseído y criado. Nureyev solito justificaría la admiración pero es que, aparte Hernando mismo, Spinning World también era suyo..... Y una tal Miesque.

  • Bary es también uno de mis preparadores jóvenes preferidos, junto con el astuto Hammond, si es que puede llamarse así a hombres ya con añitos a las espaldas, y dejando a salvo a Laffon-Parias, que va mejorando sus cotas. Hace su cuarto Jockey Club, carrera a la que apunta siempre con tino. Antes de Sulamani, lo ganaron bajo su dirección Celtic Arms, Ragmar (que no era ningún fenómeno) y el hermano del laureado que comentamos, Dream Well. No está mal. Le falta más arrojo, más fe y, tal vez, atrevimiento para correr fuera de Francia con la frecuencia precisa. Pero su competencia está fuera de duda. Curiosamente, prepara también parte de los ejemplares de K. Abdullah en Francia. Thulliez es jockey de la preferencia de Bary. Es fiable, seguro, se equivoca lo normal y tiene buena moral. Su temporada está en la cresta de la ola porque ha ganado más carreras importantes de lo habitual en él.

  • Concluimos con gran esperanza. Uno, por carácter y experiencia, ay, no es nada optimista. Digo esto para dar más valor a mi opinión sobre la calidad de la generación clásica que se bate el cobre sobre 2.400 metros. Si surge, como es de esperar, algún buen potro en Inglaterra, y se dice que los hay, 2002 puede ser un gran año para el turf europeo, con más de tres o cuatro individuos capaces de aspirar a todo, si no nos hurtan el placer los miedos, melindres e intereses comerciales que evitan la pista para no desvalorizar a un producto. Y, ya que estamos, a la vista del Jockey Club 2002 me atrevo a lanzar una frase lapidaria. Que se prepare Sakhee. Porque, además de lo expuesto, la alfombra de Chantilly soportó el segundo mejor tiempo, tras el de Bering. Tela.....









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