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viernes 29 marzo 2024



España - 07/09/04
BIENVENIDA, TERESA
Un grupo de propietarios-criadores españoles consigue recuperar la propiedad de la -para muchos- mejor PSI nacido y criado en España

Por CFGD

Seguro que Antonio Blasco, el que fuera propietario de la Cuadra Rosales –que no fundador, pues tal título corresponde a su mujer, Marita Villalonga- y abulense hasta las cejas, habría visto con buenos ojos que Marita bautizara con el nombre de la Santa de Ávila a una potranca negrita que, en la noche del 24 de marzo de 1984, paría Takala, fruto de sus amores con el mejor campeón que diera Villapadierna, Rheffissimo.

  • Seguro que, de no habérselo impedido la Parca, habría asistido emocionado a cada una de las carreras disputadas por TERESA en suelo patrio, en las que no conocería la derrota antes de salir del país en busca de horizontes de grandeza, en las que pronto cimentaría su condición de ídolo del turfista español (aclaremos y así lo demostraremos después que la denominación “turfista español” no es –como a simple vista pudiera parecer-, contradictoria en sus términos), en las que se ganaría la oportunidad de medirse con las mejores potrancas europeas del momento en escenario tan majestuoso como el hipódromo parisino de Longchamp, con ocasión del G1 P. Vermeille.

    TERESA en el Arco. Foto: F. Melchor

  • Seguro que aquel gran propietario y criador se habría estremecido de pies a cabeza –y no de placer precisamente- ese malhadado primero de diciembre de 1997 cuando en las subastas mixtas de Tattersalls salía al ring el número 1236, que no era otro que aquella TERESA, convertida ya en espléndida madre, ataviada con sus mejores galas, paseando unas siglas poco comunes en tan prestigioso centro de ventas, las de su lugar de nacimiento: SPA. Para Antonio Blasco –permanente impulsor de las carreras de caballos y de la cría del PSI en España- habría resultado una paradoja sangrante que la yegua más emblemática de los colores amarillo con cruz de San Andrés roja –en su versión española- o los azul cielo con cruz de San Andrés amarilla usados en el extranjero, pasara, por el que para él habría sido un miserable plato de lentejas -85.000 Guineas- a las manos del responsable directo de que el turf español literalmente desapareciera desde 1996, individuo que, ya con anterioridad, había tratado de adquirir a la yegua a cómo diera lugar. Cierto que, desde el momento en que TERESA dejara de ser propiedad de aquellos que la crearan, daría luz a una serie de elementos incapaces en su mayoría ni tan siquiera de pisar una pista (en los que no incluimos a Barreda, aún sin probar). ¿A poco no es demasiada casualidad?

  • Seguro, por el contrario, que la noticia que a continuación les trasladamos, objeto de estas líneas, habría satisfecho plenamente al natural de La Adrada: TERESA vuelve a casa.

  • La relampagueante subasta de liquidación de efectivos del Espinar tenía lugar poco más de un mes después de que su titular engrosara la lista de los que han agotado su tiempo, un celérico lapso de tiempo que poco o nada dice a favor de la afición de sus deudos. Y, en dicha subasta, otro diciembre siniestro, la “vieja negra” volvía a salir al redondel de ventas (esta vez en Deauville), sin la menor ornamenta, con diez y nueve años en el lomo, un historial último como reproductora patético y la condición de vacía de Spinning World. Pese a tan negativos factores, había quién estaba dispuesto a realizar la locura de rematarla –siempre que se lo permitieran sus medios-, con el único objeto de que volviera a manos prestas a estimarla y a cuidarla como siempre mereció. Sin embargo, las buenas intenciones chocan a veces con la realidad y TERESA era rematada en €8.000 con destino desconocido, aunque las sospechas de que éste podía ser Turquía iban cobrando fuerza.

  • La perseverancia, el tesón y –sin duda- la fe, convertirían lo altamente improbable en posible y, cerca de un año y medio después de que ocurrieran esos hechos, tras búsquedas, investigaciones, acuerdos y desacuerdos, tras unos dimes y diretes que, en más de una ocasión, ensombrecían su sempiterno optimismo, un ciudadano español inasequible al desaliento, adquiría a TERESA, llena de Commander Collins -un buen corredor de liso que ahora promocionan como semental de saltos, del que paría un potrito alazán-, resultando posteriormente llena de Spinning World. Su nuevo propietario ofrecía entonces, con todos los deberes hechos, a algunos entusiastas de la “negra” la posibilidad de acompañarle en esta aventura, formándose así un grupo loco y romántico que actualmente es el que detenta la propiedad de aquella corredora que ponía en pie a los aficionados de Madrid y Lasarte. Para rematar la narración –y ya a título anecdótico-, digamos que el artífice de tan rocambolesco comportamiento es un aficionado de pro, modesto propietario y criador, que cifra sus más elevadas quimeras en un eventual paso por el paddock de un Royal Ascot cualquiera, en calidad de propietario-criador de un partant también cualquiera, ataviado –eso sí- con todos los oropeles que exija el Real recinto.

    TERESA con su foal macho de C. Collins

  • Para mayor coincidencia, D. Félix González Vela –que tal es su nombre- es natural de Vitoria, capital de Álava… La historia comenzaba en Ávila y termina en Álava: en ambos casos, siguen rigiendo las siglas mágicas: SPA. Queda así demostrada la congruencia de la voz “turfista español”

  • No es nuestra intención inundar estas líneas con datos exhaustivos de actuaciones, producción u origen de la vieja madre, pero sí señalaremos –para los más jóvenes- los más relevantes, junto a alguna que otra anécdota. Imbatida en España a dos y tres años, pasaba la frontera por Irún justo antes de que la peste equina la cerrara, en el verano de 1987, tras haber disputado dos pruebas en Lasarte –el Diputación y el Kutxa- que cualquiera desaconsejaba vivamente, por el riesgo que la pista lasartearra pudiera implicar para la yegua y porque su trazado no era lo más indicado para la forma de correr de ésta. Es de justicia decir –aunque sea a toro tan pasado- que fue la misma propietaria la que tomaría la decisión de correr a TERESA en Lasarte, en atención muy particular a unos aficionados y unos dirigentes que siempre habían mostrado gran aprecio por sus colores: la afición donostiarra merecía ver “en casa” a TERESA. Ni que decir tiene que dicha afición aclamaría a la negrita con delirio, al entrar por ganadores.

  • El objeto de pasar a Francia no era otro que el de participar en el G1 P. Vermeille, en dónde le faltaría la suerte necesaria para alcanzar una primera colocación. Sin embargo, su actuación iba a ser suficiente como para ilusionar a su propietaria, Marita Villalonga, con la presencia de su yegua en el Arco de Triunfo. Una ilusión que habría de pagar a precio de oro, pues fue necesario reengancharla. La fortuna -y una anécdota que referiremos a seguido- tampoco habría de favorecerla en la magna prueba otoñal gala, pero su galope abría un camino a la posibilidad de obtener un black-type en el suelo vecino, motivo por el cual permanecería en entrenamiento en Chantilly, bajo el nombre –no tanto los cuidados- de Mme. C. Head, por entonces, no Marek.

  • En el Arco de Triunfo que ganara Trempolino, batiendo el record de la prueba, TERESA terminaba séptima, tras una monta especialmente desastrosa del jockey con el que la propietaria de la yegua se veía obligada a tragar: Gary Moore. El “trágala” no era sino la consecuencia también de la mala fortuna, porque se había escogido para montar a la “negra” a un jockey de lujo, verdadero especialista en conducir hembras, que tenía firmadas sus primeras montas con el Aga Khan: Willie Swinburn. Su Alteza, máximo representante en este mundo mortal de los ismaelitas, estaba ese año ayuno de animales de entidad y tan sólo le quedaba uno matriculado para la gran carrera, al ganador del Jockey Club de 1987, Natroun, un arre de regulares proporciones que Swinburn aseguraba sería declarado forfait, tras un nefasto galope de entrenamiento en el que él mismo le montaba y que era decisorio para su participación o su ausencia en ese primer domingo de octubre. Pactados quedaron pues los términos del acuerdo entre los Herederos de Antonio Blasco y Walter Swinburn, señalada quedaba una fecha anterior a la carrera para que el jockey montara a la yegua. Todos saltaban sobre una pata. Hasta que, pocos días antes de la carrera, un periódico especializado inglés entrevistaba a Willie y, entre otras cosas, le inquiría sobre su monta para el Arco, al ser ya de dominio público que NATROUN causaría forfait. La respuesta no podía ser otra que la que fue: “montaré a la potra española TERESA”. Faltó tiempo a un empleado de Su Alteza para, nada más enterarse éste de lo publicado, llamar a Swinburn por teléfono e instarle a que se desdijera, pues Su Alteza quería que Natroun fuera de la partida. Y lo fue… mirando la grupa de TERESA.

  • La campaña de cuatro años de la negra comenzaba por un esperanzador tercer puesto en el G3 P. Corrida. Esperanzador decimos porque, a juzgar por el aspecto de la yegua en el paddock, a lo más que podía aspirar era a ganar un reclamar en cualquier hipódromo de quinta y pese a ello y a conceder plomo a sus rivales, lograba alcanzar la tercera plaza. Tras la citada, se sucederían otras tres actuaciones en terreno galo, saldadas con dos segundos en dos Listed y un quinto en el G3 La Coupe. De regreso a casa, cerraría su vida de competición con una victoria en el Benítez de Lugo y una lamentable actuación en un Memorial que nunca debió correr y que enturbiaba su condición de invicta en España.

  • La vida de competición concluida, el año siguiente iba a dar paso a una nueva TERESA: la reproductora. Atrás quedarían los nervios, la presión y la angustia, ese sufrimiento del atleta no especialmente bien dotado en lo físico, de extremidades problemáticas que el rigor de la batalla deterioraba progresivamente, pero capaz de suplir cualquier deficiencia con clase y corazón, dos virtudes que a la campeona le sobraban.

  • La peste equina se encontraba por entonces en su punto álgido en España, de tal manera que no era posible exportar caballo alguno a otro país que no fuesen los Estados Unidos de América, una vez se cumplieran los requisitos que las autoridades sanitarias de dicho país exigían, con la obligatoriedad de que el animal debía cumplir una cuarentena de sesenta días en un lazareto muy diferente a los habitats en que se había desarrollado hasta ese momento la vida de TERESA, lejos de los cuidados y mimos de los que siempre había sido objeto. La yegua acusaría la negativa circunstancia de tal modo que cuando terminó el confinamiento estaba irreconocible: esquelética, sucia, con los cascos deshechos, llena de mataduras y con sarna: una condición física casi límite que costaría cerca de un año recuperar y que sólo se lograría gracias a los cuidados personales de esa gran mujer de caballos –y excelente amiga- que fue Sissy Woollums, recientemente desaparecida.

  • Sería su primer novio el que venciera en el Arco de Triunfo en que ella participara, TREMPOLINO, pariendo su primer producto, la hembra ALLESPAGNE. Tras ella, de forma consecutiva y regular, paría un macho por Java Gold –EGIPCIO-, otro por Rainbow Quest –HALCÓN-, una hembra por Arazi –LA ADRADA-, otra por Warning –LA FAZENDA- y el último producto criado por la Cuadra Rosales, un macho por Saddler´s Hall -TOPACIO-, todos los cuales, a excepción de La Fazenda, corrieron, ganando cuatro de los cinco restantes. Unos resultados que se antojan pobres para lo que de la campeona de Rosales se esperaba por su condición de gran corredora. Sin embargo, la virtud más deseable en una yegua de vientre no es tanto la de contar con un historial cargado de black-type, cuanto la de tener un padre reconocido como abuelo materno, la de formar parte de una línea femenina activa y prolífica y la de transmitir un físico correcto. Pero, si bien TERESA no contaba con esos atributos, sí era –y es- una excelente criadora, tanto en la gestación como en la lactancia, produciendo ejemplares de un físico muy superior al suyo, por más que se la enviara a sementales pequeños. Con objeto de completar el listado de los hijos que parió durante los años en que pasó a otras manos, añadamos que tuvo dos de Helissio, otro de Mark of Esteem y una potra de Linamix, actualmente en entrenamiento. A sus nuevos y definitivos propietarios les ha dado en abril pasado un inmenso potro de Commander Collins.

  • Aún no ha dicho la vieja negra su última palabra. De creer en la Justicia –divina o natural, que ese no es nuestro ámbito-, estos sus postreros hijos –el nacido este año y el nasciturus- estarían llamados a poner a cada cual en su sitio, presente o ausente, en la medida de los merecimientos o las tropelías cometidos por cada cual y en virtud del amor demostrado a ese equino hembra llamado TERESA. Con mayúsculas. Wait and see.










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