|
 |
- 21/01/02
Carreras en PINEDA : la mejor de las fiestas
Por King Of Kings Recuerdo el día en que pisé por primera vez el hipódromo de Pineda. Tenía yo ocho años y en compañía de mi primo Raúl presencié el desfile circular de caballos y jockeys por el paddock. Recuerdo que me llamó la atención la capa torda de Bismarck y a mi primo el nombre Julio César, criterios irrefutables para apostar unos duretes por ellos. Recuerdo que nos situamos junto al seto, pegados a la pista, y allí vimos como el general romano derrotó con facilidad al canciller de hierro. Mi primo ganó la apuesta, pero yo gané un mundo mágico: gané a Julio César, al que vi vencer siempre en Pineda; a Millikan, gafado en el Gran Premio; a Golfín, el favorito de mi hermana; y con el tiempo, a Carudel, el rubio de oro; la Copa de Oro y el Gran Premio de Madrid; la palabra hándicap y la palabrota anteojeras; las subastas y los orígenes, ¡ay!; el Arco de Triunfo de Longchamp y el Epsom Derby de Savater; las acrobacias de Dettori y las manías de Robertiya; el jugar a la contra de mi amigo Basilio,...la peste equina y Sarasola. Desde aquel primer día, sonrío al escuchar el imaginario trote de los camellos de los Reyes Magos en señal de retirada, pues mientras todos piensan que con ellos se van las fiestas, yo sé que tras ellos llega Pineda, la fiesta del galope de los caballos.
|
|
|
|
|
