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- 08/07/24
Primeras sensaciones desde Dortmund
Visitando el hipódromo de Wambel
Desde Dortmund por Rodrigo García BergarecheSi bien Dortmund no se distingue especialmente por su estética, hay un lugar pintoresco dentro de ella que resiste la tónica general. Tal paraje está al este de la ciudad, no muy lejos del centro, y engloba tanto el hipódromo como un jardín botánico junto a él. Se emplaza al término de un tranquilo barrio residencial con muchas zonas verdes y cuyas calles tienen nombres de pintores, como Durero o Rubens. Al igual que Dusseldorf y Colonia, Dortmund pertenece al estado de Renania del norte- Westfalia, al oeste del país, región que alberga una gran densidad de hipódromos, ya que en apenas cien kilómetros a la redonda coexisten tres recintos principales del turf alemán - además de otros menores, como Mülheim-. Esta vez el turno es para el conocido como hipódromo de Wambel, el distrito donde se asienta. Este recinto prácticamente ofrece carreras todo el año. En Diciembre empieza la temporada invernal en su pista de arena, a la que siguen, con la llegada de la primavera y hasta Octubre, las de hierba. Dicho esto, no abre muchas jornadas para el verde, sin ir más lejos, desde este día de Junio no reabrirá hasta Septiembre, para el St. Leger, su premio estrella. Dortmund posee una tradición de casi ciento cincuenta años. Oficialmente datan de la década de los ochenta del siglo XIX, cuando se formó el denominado Dortmunder Rennverein («Club de carreras de Dortmund») que hoy da nombre al hipódromo actual, inaugurado en 1913. Según me voy aproximando, recibo uno de esos estímulos sensibles que van más allá de la pura materia, ya erigidos como símbolos, depositorios de toda la realidad intangible humana. En este caso los plataneros de sombra, los árboles por antonomasia de las carreras desde que tengo uso de razón. Tal imagen en las cercanías de una nueva pista por descubrir estimula el sistema nervioso a niveles insospechados. Por fin hace un tiempo espléndido de verano y los numerosos visitantes se disponen a disfrutar de ocho pruebas, con un Grupo III y un Listed entre ellas.
Tras un rato buscando la sala de prensa aparece una cara conocida y, mediante gestos, porque ni él habla inglés ni yo alemán, me indica un cuartucho recóndito en el que se agolpan como sardinas en lata todos los periodistas. La habitación está junto a otras estancias dedicadas a la logística, como la sala de pesaje y cuartos de jockeys, por lo que hay un trajín constante en la zona. Al salir de este edificio y dirigirme al paddock, me encuentro de frente nada más y nada menos que con Hollie Doyle, quien hacía apenas veinticuatro horas estaba montando en el meeting de Ascot y cuya presencia se asemeja a la de una estrella del rock. Por megafonía se anunciará hasta la saciedad su visita -lo único que entiendo es su nombre entre farfulleos- y luego se seguirá minuciosamente el paseo que da inspeccionando el recorrido, retransmitido por todas las pantallas. Entrando ya en materia, abrimos boca con una clásica carrera para tres años no ganadores sobre 1800 metros en la que triunfa Blömche, de blanco con banda celeste y gorras y mangas rojas. Corriendo al acecho entra al recto (a mano derecha y de 500 metros largos) atosigando al puntero, el favorito, Turfstar, y lo deja fácil atrás. Es bonito el remate del 7, Paramount Park, viniendo desde el fondo del paquete por fuera para cazar también a la punta y ser segundo. A pesar de que quizás este hipódromo sea el que peor visión tenga de todos los que he visitado últimamente, eso no le hace perder para nada su encanto, diría incluso que lo acrecienta. Entre la cantidad de árboles que hay desde la mitad de la recta de enfrente en adelante, pasando por la última curva, de la que apenas se ven chispazos de colores a toda velocidad apareciendo y desapareciendo, sumado a las cristaleras de la grada en la que me he situado, que no se puede decir que sean traslúcidas del todo -no sé si por falta de limpieza o por desgaste-, todo contribuye a que sea verdaderamente difícil seguir la carrera en su desenlace puro, y hay que recurrir a las mediaciones de la televisión. En el paseo previo a la segunda me encuentro con un conocido de la semana anterior, Tiamo Hilleshage, un alazán bastante bonito que quedó segundo en su respectivo hándicap. Sale con un favoritismo del que sospecho, porque no me suelen atraer esas bazas que vienen de correr en tan poco espacio de tiempo.
Esta vez tomo asiento en la última tribuna de todas, abierta y con los usuales bancos corridos, situada a eso de los 200 metros. Los cajones de los 2400 se sitúan en frente y al salir llama la atención un grito de jockey reclamando algún topetazo inicial. No está mal cambiar un poco la perspectiva. Los cambios de ritmo se aprecian mejor y se puede admirar la punta de velocidad del purasangre inglés en todo su esplendor. De esta manera observo como Tiamo Hilleshage, de rojo con uve negra, me lleva la contraria lanzándose como un verdadero poseso hacia la victoria, con un golpe de riñones demoledor y la cabeza al viento en este hándicap clase D sobre los 2400 metros. Viniendo desde el medio del paquete se come al lote, queda segundo uno de los acechadores, Waterproof, y tercero con poco premio otro remate de bandera por parte de Walkabove. A la vuelta reparo en que entre las gradas y los palos hay dispuestas unas pacas de paja que actúan como asiento y que entusiasman a los aficionados, pues no hay ninguna libre. He decir que a lo largo de las jornadas reparo en ciertos detalles, pequeños, minúsculos a veces, que otorgan al turf alemán un cierto aire peculiar cuya manifestación superficial y más visible son sus extravagantes chaquetillas. La tercera es otro hándicap clase D para fondistas, al ser 2800 metros. Esta prueba resulta ser de las mejores del día debido al remate de la número 6, Manon des Bois, de verde y beige a cuadros con gorra verde. La llegada parece que se va a decidir entre los dos favoritos, el 3 Szia y el 8, Dortmunder -paisano del lugar-. Dortmunder galopa al acecho y Szia por el medio, sin embargo, en la curva ataca a las manos de Murzabayev y entra primera en la recta, en ese momento se entabla una lucha entre ambos hasta que a eso de los 200 Dortmunder termina por despegarse. Ya parece que se va a ganar cuando de repente surge por el exterior Manon des Bois que lo caza a los 100. Tiene un galope incómodo porque va regateando rivales, hasta el punto de tener que trazar una diagonal desde los mismos palos hacia fuera, aunque una vez que galopa derecha sale disparada. Llegamos al ecuador con la disputa del Listed para el que ha desembarcado la flota inglesa. De las dos bazas isleñas destaca la montura de Hollie Doyle, Action Point, que sale favorita si bien no ha terminado de demostrar mucho desde que ganara un listed para dos años el verano pasado. Destaca su origen al ser medio hermana del reciente ganador del St Jame’s Palace Stakes de Ascot, Rosallion, por Blue Point. De estos 1200 metros al sprint apenas se ve nada, pues salen justo antes de la curva tapados por lo árboles, así que no aparecen hasta la entrada de la recta. Action Point sigue a la baja y queda quinto sin mostrar nada de peligro, habiendo tomado la punta, se ve pronto que no trae nada de fuerza. En su lugar, quien iba a su rebufo, Zerostress, de azul con cordones amarillos y gorra roja, toma la cabeza y mantiene la posición a pesar de que la victoria se vea comprometida justo al final, con el remate poderosísimo de El Rubio, que lleva la llegada a la misma foto para quedarse sin premio por una nariz. Algo detrás, a un cuerpo y tres cuartos cierra Blueridge Silver. Este listed supone una sorpresa, ya que las cotes se quedan en 15, 7 y 10 a 1, dejando un trío de 700 euros, todo gracias al fallido favoritismo de Action Point a 2,5. Si hace una semana en Colonia uno no sabía en qué estación estaba, hoy hace un día de calor húmedo que a mí no puede menos que trasladarme a la orilla del Oria. Tanto es el calor que prácticamente todos los caballos en el paddock están rompiendo a sudar. Se corre ahora el Dortmunder Wirtschaft un Grupo III sobre los 1800 metros (Historial de los ganadores de esta carrera y sus videos) en el que se gesta una bonita pelea entre sendos hijos de Frankel y Lope de Vega, sobre el que había leído hace poco que es el semental líder en grupos este año en Europa. Sin embargo, esta vez se lleva el gato al agua el Frankel de tres años doblegando a los viejos, Penalty, con esta chaquetilla indescriptible que ya mencioné la última vez, azul y roja con un diseño extraño. Sale puntera Nina’s Lob, la hija de Lope de Vega, con Penalty a su grupa. Ambos entran en la recta muy superiores y su lucha se va unos cuerpos de ventaja del pelotón, para finalmente pasar Penalty a los 150. Por detrás llega Best Lightning para ganar la otra carrera. Tras mencionar a Frankel, no puede menos que hacerse un aparte para mencionar el insultante triunfo de una de sus hijas ayer en Ascot, Bedtime Story, quien ganó un listed como quiso por diez cuerpos sin ser tocada apenas por Ryan Moore para Aidan O’Brien y los Coolmore. Si a alguien se le ha despertado la curiosidad, esta exhibición se puede ver en youtube (Chesham Stakes Ascot 2024). Pasadas ya las pruebas grandes quedan una de no ganadores y dos hándicaps. No obstante, antes me gustaría detenerme un rato para describir el extraño emplazamiento en el que estoy. De las tres tribunas que hay, como ya he mencionado, dos son acristaladas. Una ejerce de elegante restaurante panorámico al que acude gente de postín, la otra parece un refugio de proscritos. Consiste en una enorme ballena de cristal y hierro que bien pudiera parecer un bar, pues en vez de bancos hay mesas para que la gente se siente con su comida y bebida. Aunque el hipódromo luce una entrada a reventar somos minoría los que subimos a esta grada. Apenas hay diez personas por carrera, de los cuales hacen la mitad un grupo de cuatro aficionados que no se moverán de sus mesas en toda la jornada nada más que para ir a visitar constantemente el único punto de apuestas que hay. Éste lo regenta un señor mayor con un aspecto profundamente indolente, como si ya estuviera aburrido de todo, sin siquiera levantar la vista de su teléfono para coger el dinero y entregar los boletos completamente ensimismado. Pareciera como si estuviéramos aislados del exterior, en una cápsula en la que se hubiese detenido el tiempo, condensado en el calor pegajoso que se acumula entre las cristaleras. Todo el lugar tiene un aire añejo que me resulta extremadamente atractivo y sugerente, manifestado en las polvorientas televisiones de tubo -verdaderos artículos de anticuario hoy en día- con su extenso cableado al aire, la cantidad de estancias abandonadas con cacharros tirados que hay en sus entrañas laberínticas (ya que exploro -o fisgoneo- un poco este sitio tan enigmático), o el mismo taquillero, quien rememorando épocas pasadas en las que se podía fumar en cualquier lado, de vez en cuando vuelve a la vida para disfrutar tranquilamente de un cigarro con igual ensimismamiento, sólo que en estas ocasiones alza la mirada hacia el techo y se queda largo rato contemplándolo. Al salir, una bocanada de aire fresco y el fragor de la muchedumbre dan la bienvenida de nuevo al tiempo, que sale disparado como si se le abrieran los cajones. Hablando de chaquetillas extravagantes, el culmen del mal gusto se lo lleva un diseño en blanco con dos caras de perro estampadas en negro, mangas y gorra del mismo color. La viste Concetto Santangelo montando a Disbela, en un maiden clase E para caballos de edad. Los perros se acabarán por subir al podio, ya que Disbela acaba tercero, secundando a Wilmot, de azul claro con uve blanca, que lleva a Michal Abik al doblete, y a Done Decision. Salen a cuchillo en los 1800, paso marcado por el propio Wilmot, que aguanta la punta para ganar por tres cuerpos en una exhibición. Espero el triplete de Abik en la siguiente, el hándicap Clase E que traigo preparado. Éste monta a Casinomaster, un petardazo a cota 30 que vuelve a pesos ganadores del año pasado, aunque su reaparición y siguientes no dicen mucho. Me gustan también el favorito, Twilight Bay, Powerstown, a 14 a 1, cuatro kilos por debajo de su último valor ganador y Maid of Dragon, 11 a 1, una yegua de menos categoría pero que en Dortmund sobre los 1200 es un poder, pues o gana o se coloca. A pesar de salir desde el cajón más exterior justo antes de la curva, Twilight Bay es rápida de salida y se sitúa al acecho por los palos justo antes del giro, en una gran maniobra de Murzabayev. Por el contrario, Casinomaster desde el primer momento parte desganado y corre descolgado toda la carrera, sin hacer nada lógicamente. Twilight Bay, de rojo con banda blanca, entra en la recta sola y parece que se va a dar un paseo. Powerstone tampoco acompaña y pasa sin pena ni gloria -esos cuatro kilos bajo su valor serán por algo-. Sin embargo, surge por fuera poderosísima Maid of Dragon en contraste con la cabeza, que desde los 100 ha dejado de carburar, aunque para su suerte todavía le sobran unos gramos de fuerza para aventajar por una cabeza el esfuerzo draconiano de la yegua, que verdaderamente tiene en el verde de Wambel su jardín particular. Un servidor se queda sin nada porque no hace esa combinación, enredado en tríos imposibles con un Casinomaster y un Powerstone tan indolentes como el taquillero que me dio los boletos. Finalmente desembocamos en la última del día, un hándicap clase D sobre la milla. Parte como favorito Nolito, al que ya viera ganar en Dusseldorf hace un mes pero que acusa la subida de kilos. Apuntando toda la recta, queda tercero tras un recorrido en punta. Gana un aprendiz que llega al paddock de ganadores exultante sobre Lilybet (de la cuadra san Bernardo alemana). Monta bien esperando su hueco y rematando por el centro. A su grupa hay una buena disputa por el segundo puesto con cuatro caballos en liza que se lleva Golden Heart. Dejo ya este maravilloso lugar no sin antes haberle pedido una firma en el programa a Hollie Doyle, que lleva sentada al sol en una terraza toda la mañana haciéndose fotos con cada aficionado que se lo pide. Con suerte volveré en unos meses al hipódromo de Dortmund para vivir su St Leger en vivo y degustar de nuevo el sabor enigmático de su tribuna de meta.
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