por Jorge de Miguel Fotos: Jesús de Miguel
París es un foro romano a principios de octubre, un mercado en hora punta. Los habituales solitarios de café, que buscan cada mañana a otras almas pacientes para soltarles sus soflamas filosóficas, tienen facilitada la tarea estos días. Este año ha hecho un clima más propio de Canarias, pero habitualmente suele llover a ratos, lo justo para obligarte a detener tus paseos de flaneur para tomar lo que hace treinta años llamaban café au lait y luego transformaron en café crème. Las calles están románticamente mojadas, con esos charcos intermitentes tan propios del cine policiaco, de los cuadros de Jean Béraud o de los cómics de Jacques Tardi, posiblemente el mejor ilustrador de esta ciudad. Octubre es época de ferias, la del automóvil y sobre todo la de la moda, gracias a la cual sabemos hoy lo que nos pondremos dentro de… 20 años. Octubre es el momento mágico en el que volver a París para llenar –por única vez en todo el año- el recinto de Longchamp, abandonado al fondo del Bosque de Bolonia hasta que unos cientos de los mejores purasangres de Europa nos fuerzan a dirigir hacia allá nuestros pasos y detener nuestras vidas durante dos días. No se nos ocurre que se pueda estar en otro sitio. ¿Qué hay tan importante que hacer que no estar el primer domingo de octubre en Longchamp?
Dejamos en este reportaje constancia de cómo nuestra cámara de fotos captó algunas de las cosas que pasaron durante esos maravillosos dos días. Aunque como siempre la esencia del tiempo se escapa a veces a las imágenes puramente deportivas. Las que más habrán podido captar algo de la magia que busca cada fotógrafo serán las que van recogiendo el cambio de época para la generación que hemos vivido de la mano de Frankie Dettori, que se despedía estos días de este centenario hipódromo. Desde mediados de los años 90 hemos compartido jornadas de carreras con este as de la fusta, y ahora consigue lo que siempre se mereció, despedirse en lo más alto de su deporte, montando tan bien como en sus mejores días y recibiendo el agradecimiento de una afición a la que él tanto ha mimado. Deja de heredero a Ryan Moore, probablemente tan bueno como él en una llegada, y a la vez en las antípodas en cuanto a vinculación emocional con el público. Si Dettori era el Eddie Murphy de las sillas de montar, Moore se expresa con frases cortas y voz queda. Habla en la pista. 
Tenemos dudas de qué caballos de los vistos en este mitin van a perdurar. No nos encontramos, por lo menos todavía, entre los que creemos que Ace Impact sea un caballo de leyenda. Sus demostraciones de clase han sido concluyentes, pero demasiado escasas. Sus rivales en el Jockey Club han bajado de nivel durante el resto del año, y en la salida del Arco del Triunfo faltaban algunos rivales que subieran enteros el desafío, mientras que los que sí estaban a la altura no tuvieron el mejor de sus días. Ya retirado, el hijo de Cracksman no nos ayudará el año que viene a dar la respuesta a su verdadera clase, pero sí que en 2024 creemos que Opera Singer nos ilusionará con la confirmación de la promesa que deja hecha en su victoria en el Marcel Boussac. 
Llega el otoño. Esperen que un día lluvioso romantice las calles de su ciudad, enciendan la chimenea, disfruten las imágenes que les mostramos y vuelvan mentalmente al fin de semana mágico de comienzos de octubre en París…
