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Francia - 02/06/03
LA “MANITA” PARA EL AGA KHAN
Esperada exhibición de DALAKHANI que conserva su imbatibilidad y destroza la frialdad de Soumillon
Más noticias relacionadas con esta carrera Por CFGD Llegaba la hora de la verdad. El silencio podía cortarse en Chantilly, con los siete participantes del Jockey Club a las órdenes del Juez de salida, el lote más corto de los últimos años, un lote exclusivamente local, un lote en el que participaba DALAKHANI.
Sólo CORONER planteaba alguna dificultad en la salida, reculando en cuanto trataron de que entrara en el cajón que le correspondía, pero al que pronto los forzudos encargados de tal labor convencieron por las bravas de lo inútil de su comportamiento. Dada la largada, toma la punta el que debe, DIYAPOUR, pero no pegado a los palos como era previsible, sino por el exterior de la pista, al tiempo que su jefe de filas se coloca a su grupa y, por los palos, se sitúan PAPINEAU y TOUCH OF LAND, cerrando SUPER CELEBRE, CORONER y VICTORY TAITA. Asombra a los espectadores la táctica empleada por los Royer Dupré, porque los metros transcurren y su pacemaker continúa su periplo en medio de la pista, sin hacer el menor ademán de unirse a PAPINEAU que es el que encabeza el lote por los palos, hasta que, más o menos a mitad de recorrido, Jarnet decide llevar a DIYAPOUR al costado de PAPINEAU, dejando al del Jeque que marque el tren de carrera, tren que Dettori se apresura en moderar. Tercero viaja entonces TOUCH OF LAND y cuarto, cómodo, el favorito DALAKHANI, con el de Wildenstein a su grupa, en marcaje férreo. Abordan así la recta final, momento en el que Dettori comienza a mover al Singspiel y en el que DIYAPOUR inicia el obligado mutis, reemplazándole DALAKHANI que, a falta de 500 metros, acelera lo suficiente como para ponerse el primero, seguido de SUPER CELEBRE con el que, en los 300 a meta, Dominique Boeuf presenta batalla al tordo. Pero no bien Soumillon se apercibe que SUPER CELEBRE viene a por todas, empuja un poco al hijo de Darshaan, le enseña el látigo dándole incluso un toquecito y el caballo se despega de inmediato, sin dejar la menor esperanza a Boeuf que, para no castigar infructuosamente a su montura, arroja la toalla. El del Aga Khan se va lo que quiere, con la naturalidad que sólo poseen los más grandes, obteniendo la victoria por dos cuerpos de ventaja delante de SUPER CELEBRE, rematando fuerte desde la retaguardia CORONER, que alcanza así la tercera plaza, tres cuerpos más atrás. Cuarto, a otros tres, TOUCH OF LAND y quinto, a seis, PAPINEAU al que el compromiso supera. Obtiene así el Aga Khan su quinto triunfo en un Jockey Club: TOP VILLE, DARSHAAN, MOUKTAR Y NATROUN fueron los anteriores.
Indiscutible exhibición de DALAKHANIque consigue mantener intacta su imbatibilidad con este sexto triunfo pero que aún sigue sin mostrar de lo que es capaz. Vuelve a emplearse lo imprescindible, lo que precisa para cada momento puntual, dejando a la imaginación de cada uno cuál pueda ser su límite, un límite al que va a resultar difícil llegar, de no surgir un ejemplar hasta ahora tapado o un viejo que puedan obligarle a emplearse a fondo. Me decía mi amigo Bingo -amante casi exclusivo del purasangre con fulgurante punta de velocidad final, mucho más del estilo de SUPER CELEBRE o, mejor, del padre de este, que de un caballo como DALAKHANI- que seguramente estamos ante el mejor potro de Europa, pero que no es un crack, discutible opinión en cuanto a la forma, que no al fondo. Ciertamente, estoy de acuerdo en que DALAKHANI “todavía” no puede considerarse un crack, porque debe medirse con otros potros y –sobre todo- afrontar a los “viejos” en carreras de entidad, tipo King George o Arco. Pero en lo que disiento es en que sean su forma de correr, su temperamento “pasota” y relajado o su ausencia de brillo eléctrico, factores que le impidan llegar a serlo. A mi juicio, precisamente lo que asombra de DALAKHANI es eso: su imperturbabilidad, su obediencia, su docilidad. Un individuo tranquilo, al que complace ganar sin derrochar energías de forma innecesaria, todas ellas virtudes que suelen aparejar la condición de campeón.
SUPER CELEBRE es un magnífico ejemplar -al que ni el tren del Jockey Club ni el estado de la pista favorecían- que corre en su papel, con menor ritmo que en anteriores ocasiones, quizá afectado por ciertos problemas de pies a los que aludía Wildenstein tras la carrera y que van a determinar que disfrute de un descanso hasta el otoño, dónde probablemente mejorará su rendimiento.
CORONER confirma sus salidas anteriores, galopando a su bola, para conseguir un objetivo en nada parecido al de los dos grandes, cual es la colocación. Si no de Grupo 1, seguirá ganando carreras. TOUCH OF LAND, reciente adquisición de Gary Tanaka, corre muy bien y araña el puñado de euros necesario para enjugar el reenganche.
PAPINEAU es capítulo aparte. En las horas previas a la carrera era el escogido por muchos para dinamitar la segura victoria de DALAKHANI y la incógnita a respetar para el resto de aficionados a los que las actuaciones previas del del Jeque habían resultado muy satisfactorias y que, en la ausencia de líneas para contrastarle, contaba con atributos como para dar la sorpresa. Al margen de que la táctica de los Aga Khan atrapara al de Dettori –obligado a realizar un recorrido probablemente no deseado-sin poder aprovechar la rueda de DIYAPOUR y jugando él mismo el papel de pacemaker de otros, el potro demostraba estar aún muy verde para un compromiso tan serio. Es muy duro verse inmerso en un Jockey Club como el presente en la cuarta salida que se efectúa a la pista, sin haber madurado lo suficiente. Habrá que verle a cuatro años.
Pero PAPINEAU es también una de las causas que han debido tener a Soumillon durante toda la semana en estado de ansiedad, no en vano es el belga el que le ha montado en sus tres salidas previas del año y el que más podía conocerle. Y a Soumillon, PAPINEAU le daba miedo, era de hecho el único del lote que alteraba en parte la confianza ciega que tenía sobre DALAKHANI. De ahí que el entorno del campeón organizara una táctica tan peculiar, dirigida casi exclusivamente a anular al de Fabre. Dicho miedo, unido a la enorme presión que se ejerce sobre el que monta a un favorito unánime de esta envergadura y al personal deseo de Soumillon (expresado posteriormente) de devolver el caballo a la yeguada imbatido, formaron bajo la coraza del flemático y concentrado belga una bomba que hacía aparatosa explosión una vez finalizada la carrera, en forma de incontenibles sollozos que inundaban de lágrimas la cara del que –en ese momento- sólo era un niño. Ni palabra podía articular el gran jockey -tanto se le quebraba la voz- que se doblaba una y otra vez buscando consuelo en su impertérrita montura. Tan afectado estaba que, al saltar de la silla, olvidaba todo protocolo, abrazando a un Aga Khan sonriente y quizá sorprendido por el arranque. Todo ello nos serviría para constatar que también Soumillon es un ser humano -perfectamente capaz de expresar sus sentimientos- y no la gélida máquina de conducir caballos que parecía.
Tanto el Aga Khan como Royer Dupré eran el vivo reflejo de la satisfacción y de la alegría, a punto éste último de declarar que el caballo era el mejor que había entrenado en su vida, al contestar: “De todos los grandes caballos que he entrenado en mi vida, DALAKHANI es…el… más sorprendente”. ¡Qué poco faltó para que dijera “el mejor”, olvidando su proverbial prudente diplomacia!
Las retransmisiones televisivas de los grandes eventos turfísticos que ofrecen los franceses suelen estar inmersas en un mundo de trotones, carritos y arena que sumen al amante del galope sobre el verde en profundo desconcierto. La del Jockey Club se veía libre de todas esas distracciones, lo que nos permitió seguir la trayectoria del campeón desde su bajada del van en que llegaba al hipódromo hasta el paseo posterior a la ducha obligada tras la carrera. Todo ello del máximo interés, permitiendo al espectador comprobar que, cuando le paseaban nada más acabar la carrera, DALAKHANI ni siquiera resoplaba. Como si no hubiera corrido. ¿Será que le ha supuesto escaso esfuerzo?
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