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Francia - 10/06/02
DIANA con una flecha
Haciendo valer su mejor acción terminal, BRIGHT SKY dominó cómodamente a sus opositoras
Previa Diane 2002 Por César A. Guedeja-Marrón de Onís
Sin ánimo de colocarnos medallas decíamos en nuestra aproximación a las aspirantes del Prix de Diane que era carrera abierta a más no poder. Y no solo por el dato externo de una participación numerosa, lo que no suele ser augurio de grandes calidades, sino porque muchas de ellas (y me atrevo a asegurarlo incluso de ganadoras de grupo) no gozaban del nivel que paladares exigentes reclaman. Y también es claro que nos contamos entre los puristas más radicales en cuanto a la demanda de carreras auténticas, de calidad en la pista, y de valentía para presentarse en las condiciones que sean, pues lo difícil es lo que implica mérito. Así creo yo que sustancialmente se pronunció el Diane 2002 con la notable excepción de la ganadora.
Para los 285.000 euros con que se dotaba la victoria aparecían 15 candidatas, de las que me parece que había media docena de francesas, cosa no muy habitual en las pruebas de grupo 1 que ahí se disputan en los años recientes. Una curiosidad es que no se presentaba ninguna preparada por el arrasador O’Brien, el “raider” irlandés, cuya temporada está siendo fastuosa. De lo que nos alegramos razonablemente los que le hemos defendido desde esta cibernética tribuna, con las reservas que merece.
De la línea del St. Alary, grupo 1 sobre 2.000 metros, antecedente directo del Diane, encontrábamos a Marotta (Highest Honor), la ganadora , y sus escoltas Bright Sky (Wolfhound), Summertime Legacy (Darshaan), Mariensky (Gulch) y Ana Marie (Anabaa). Por el camino del Cleopatre aparecían Turtle Bow (Turtle Island) y Dzinigane (Exit to Nowhere). Y del Penelope venía Ombre Legére (Double Bed) como del Royaumont venía Dance Routine (Sadler’s Wells).
Vías más atípicas traían Bustling (Danehill), del Derby du Midi, Music Club (Dixieland Band), del Melissande, y Ballade Russe (Gone West) de carreritas en St. Cloud. Completaban el campo Fragant View (Distant View), una propia hermana de Distant Music, ganadora en Chester y que apuntaba a la carrera de Chantilly, Monturani (Indian Ridge), reenganchada a 30.000 euros, y la leader de Bright Sky, llamada Blue Ligthning (Alzao).
Sabedores los Wildenstein de que un paso limitado no convendría a los intereses de la irlandesa Bright Sky (Wolfhound y Bright Moon por Alysheba), inscribieron a esta última con el claro objetivo de que la carrera exigiese aliento y, así, posibilitar que no sucediera lo que el St. Alary dejó ver. A saber, la desaparición pronta de un paso serio que permitió a Marotta aplicar su aceleración, no fastuosa pero sí suficiente, para escaparse “por velocidad” al principio de la recta, haciendo inútil el ataque de la hija de Bright Moon (laureada de grupo, dicho sea de pasada).
Las apuestas proclamaban el favoritismo de la Wildenstein. A cerca de 5 a 1. Las preferencias apuntaban después a Dance Routine, a casi 6, Music Club, a 7 tan solo por lo que yo llamo es “síndrome de la pérfida Albión”, pues no tenía gran papel como para ofrecer tan poco, y luego, Marotta y Monturani a poco menos de 10.
En las proximidades de la salida, Bright Sky pone dificultades, se muestra nerviosa y de mal talante, apoyada en su actitud por Ombre Legére, también pupila de Lellouche. Antes, el encabritamiento de Turtle Bow en el desfile dio con Bertras en el suelo, sin consecuencias, augurando ya un día no muy feliz para la ganadora del Cleopatre.
Hecha entrar en razón la favorita por la competencia de los mozos de cajones, la salida de la carrera es normal para todas excepto Bustling, que se va a los palos de fuera y pierde ahí la poca probabilidad que tenía. Rápidamente, Blue Lightning, provista de blinkers para asegurar la misión, se apresta a realizar su papel de marcar paso, bajo los requerimientos de Coffigny, seguida sin prisas por Music Club, Monturani, Turtle Bow, Fragant View, Ballade Russe, Ana Marie, Fragrant View, Dance Routine, pronto recogida por Peslier, Ombre Legére, Marotta en paralelo con Bright Sky, Dzinigane y la rebelde Bustling justo detrás de Summertime Legacy.
Sin más variaciones dignas de mención, colocándose los jockeys en la posición más ventajosa posible, se llega a la recta final, donde, faltando 500 metros para el poste, Monturani, a la inglesa, intenta marcharse sin mucha potencia, desapareciendo poco después de las posibilidades de entrar en puestos de honor ante el temprano asalto de Music Club (que no aguanta nada el esfuerzo de Turtle Bow, siempre en puestos de cabeza), Ana Marie, Ombre Legére, Marotta y la que resultaría fácil ganadora, Bright Sky, que se acerca casi jugando, a brazo, hasta que deja a sus rivales en pocos trancos, por el exterior, y es entonces cuando Boeuf le suministra dos toques de atención para evitar distracciones, alcanzando la meta con dos cuerpos de margen.
Detrás de la de Wildenstein, se entabla una bonita lucha por las colocaciones entre Turtle Bow, Ombre Legére, Ana Marie y la Abdullah Dance Routine, venida por los palos. Turtle Bow parece va a hacerse con la colocación de honor pero se vence al exterior, obligando al cambio de línea de Ana Marie (que, a su vez, arrastra a Ombre Legére). De todos modos, es batida de finales por Dance Routine, llega tercera a la meta, luego distanciada, con la perjudicada en cuarto lugar y Marotta, que siguió la estela de la laureada, en el quinto. Monturani, muy batida al comienzo de las hostilidades, aún aguantó el escaso final del resto de aspirantes, para ser sexta. Tiempo aceptable para terreno bueno (2’08”) y distancias en la llegada de 2 cuerpos, medio, medio.
No hubo nada extraordinario pero tampoco desdeñable en la carrera de Bright Sky, confirmando ese “ritornello” nuestro de la vieja ley del turf. En grupos de gran calado o se tiene punta de velocidad o es escasa la probabilidad de ganar. Y la hija de Wolfhound, sin ser una centella, tiene ese don de la Naturaleza, ayudada por los criadores, que es la capacidad de aumentar el ritmo en un decir “Jesús” y sostener la quinta o sexta velocidad en pleno esfuerzo y con el coraje necesario. Demostró hacer perfectamente 2.100 metros (otra cosa será cuando se presente, presumiblemente en el Vermeille, en el metraje clásico), fue bien conducida por Boeuf, hizo las delicias de A. Wildenstein que, acompañado por su muy hermosa mujer, tuvo un recuerdo para su padre, reeditando de paso el triunfo de Aquarelliste (Danehill) del año pasado. Aunque no creo ni remotamente que sea parangonable la categoría de ambas. En todo caso, tiene todo para ser una excelsa yegua de cría, manteniendo el prestigio y el nivel de tan señera cuadra. Que lleva una temporada buenísima, tras el cambio de entrenador y jockey (ahora Lellouche y Boeuf) tras sus problemas con A. Fabre y la consiguiente ruptura. Y olvidaba reflejar que venía de ser segunda tres veces, lo que produce una inquietud que solo la victoria disipa.
Dance Routine corre muy bien, posiblemente precise más distancia para exhibir todas sus calidades, y hay que mirar con expectación su próxima aparición. Turtle Bow pareció sufrir falta de aliento, punto lógico a la vista de su pedigree, y Ana Marie vuelve a estar en el dinero, como ha hecho en todas, toditas las carreras de su vida. Quizá un terreno más blando (estuvo oficialmente “bueno”, en contra de las previsiones meteorológicas) le hubiera convenido, lo mismo que, por otra parte, a la misma ganadora, según sus nada ineptos responsables. Dio lo que tiene Monturani, que no es un tesoro, hoy por hoy.
A mi juicio, defrauda un poco Marotta posiblemente notando un recorrido menos fácil que el de los colores azules y a lo peor una táctica inadecuada a sus condiciones, pero no tanto como las inglesas (o entrenadas en G. Bretaña) que no hicieron impresión favorable nunca. Las demás fracasan sin paliativos.
Que ayer no viéramos ninguna potranca comparable a otras que inscribieron su nombre en letras de oro en el Diane, como Allez France, Indian Skimmer, o la misma Aquarelliste, no quiere decir que debamos despreciar la clase de Bright Sky. Es, simplemente que, como ocurre con el vino, los políticos o las hornadas de deportistas, no todas las cosechas son estupendas. Si no, ¿cómo podríamos comparar?. Y esperemos a ver el rendimiento futuro de las demoiselles del Diane, deseando no sea tan soso como la interpretación de La Marsellesa que siguió al pesaje. Un himno que enardece producía hasta congoja. Cosas veredes u oiredes.
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