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Francia - 13/05/02
LUPIN al gusto francés
ACT ONE hizo buenos los pronósticos y ahora se perfila como potencial ganador del derby en que participe
Previa Prix Lupin Por César A. Guedeja-Marrón de Onís No hace falta insistir mucho sobre la importancia del Prix Lupin, tanto en su virtud de test preparatorio del Jockey Club como por su intrínseco valor de grupo 1 cuya jerarquía se demuestra nada más echar un vistazo a su historial. Y no solo por lo que respecta a ganadores sino que incluimos algunos colocados que o no tuvieron su día (una mala tarde la tiene cualquiera, como le sucedió a Montjeu, un mes después consagrado el mejor tres años de Europa) o bien la distancia no posibilitó la plena expresión del potro fracasado. No Lute, Persepolis, Fast Topaze, Groom Dancer, Epervier Bleu, Hernando, Celtic Arms, Flemensfirth, Helissio o Croco Rouge nos dan una tabla de ganadores del mejor fuste, cosa que no desmerecen ilustres colocados como The Wonder, Dunphy, Cariellor, Mendez, Trempolino (Arco de Triunfo), Suave Dancer (lo mismo que el anterior), Apple Tree, Dernier Empereur, Loup Solitaire, Kutub o Milan. El hipódromo de Longchamp reunió a más público del normal, dada la categoría de la reunión y el nivel de los campos en las carreras de grupo 1 que se disputaban el domingo 12. Para el Lupin hicieron favoritos, de consuno con cientos de miles de apostantes de toda Francia, a los que se unen paganos de todas las latitudes que con eso disfrutan, a los dos pistoleros que en duelo a media muerte (pues se presumía que su enfrentamiento definitivo sería el 2 de junio en el J. Club) entre Act One, un bonito tordo hijo de In the Wings, del que ya se han derramado gran cantidad de frases elogiosas sobre sus virtudes y sobre su imbatibilidad, y el “challenger” Ballingarry (Sadler’s Wells), un ganador ya del Noailles, tan respetable performance como la de su rival en el Greffulhe. No era “negocio” ninguno de los dos, por obvias razones. Siete partants, claramente superiores en el papel, no posibilitaban otras cotizaciones que superasen el raquítico 1,7 a 1. El menos jugado, ofrecía un indignante, por escaso y ayuno de probabilidad real, 68. Era Temple of Artemis (Spinning World). Ballingarry solo ofrecía un 3 a 1.  El “pacemaker” de Ballingarry (O’Brien había declarado que no quería ver una carrera a paso de carreta) tomó, como era de esperar, la ventaja del pelotón nada más abrirse los cajones de salida. Sigue rápidamente, conforme a su gusto, Act One con Ballingarry a sus alcances, Caesarion (Danehill), Secret Singer (Singspiel), Without Connexion (Rainbow Quest) y Tau Ceti (Hernando). No hay más variación que la toma de la cabeza por el hijo de In the Wings cuando le apeteció, remontando, a la altura de los 400 metros para el poste los cuatro cuerpos que le podía sacar el leader para, desaparecido y sin gas (parece que sufrió un incidente) Ballingarry, lanzarse a por la meta, bajo un solo fustazo de Gillet, alcanzando el objetivo delante de Secret Singer ( bonito final el suyo) por dos cuerpos de margen frente a Without Connexion, tercero en lucha con Tau Ceti, unos 2 cuerpos más atrás. Caesarion llegó quinto mostrando que la distancia le era excesiva. Ballingarry quedó “ultimísimo”. Merece la pena destacar la prestación del hijo de Singspiel cuyos responsables le dan por seguro participante en el GP de París, sobre menor distancia que el Jockey Club.  Parece evidente que el gran favorito, como ya lo era, para esta clásica es el tordo cuasi vino del Sr. Leigh, simpático propietario y criador que merece todos los elogios. A uno le gustaría un gesto del orden “vamos a Epsom”. Pero esas decisiones heroicas, desmelenadas, son de otro tiempo. Hoy, en Francia, salvando, claro, que Ballingarry no se recupere de sus problemas y haga como Montjeu, ganar después de hacer el indio en el Lupin, solamente hay un rival para el hijo de In the Wings: Khalkevi. Cuya performance de reaparición, batiendo a Secret Singer, se ve revalorizada enormemente con vistas a la cita de junio en Chantilly. Y los ingleses que puedan “bajar”. Que estos no serán los mejores, al menos en principio. Pero uno gusta de los romanticismos trasnochados. Si el potro está inscrito, como declararon sus responsables, en el King George... de Ascot, no se ve el mal (fuera del esfuerzo y el riesgo) de correr en Epsom. No caerá esa breva. Porque uno cree que podría ganar. A lo mejor, más que en Chantilly.
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