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Madrid - 16/10/01
Patrimonio, falla
El Concurso de adjudicación del hipódromo madrileño de la Zarzuela tendrá hoy una probable resolución
Por Francisco Salas
En la tarde de hoy martes Patrimonio Nacional celebrará su reglamentario consejo mensual, en el curso del cual discutirá dando previsiblemente después a conocer el fallo del concurso de adjudicación del Hipódromo de la Zarzuela.
Como se recordará esta institución había pedido opinión al Consejo de Estado, presidido por Íñigo Cavero, en su día presidente de la Sociedad de Fomento. La respuesta fue recibida a mediados del pasado mes de septiembre y hacía exposición de las soluciones posibles: la adjudicación a cualquiera de los grupos, o la decisión de declararlo desierto, sin, al parecer, hacer recomendación a favor de ninguna opción concreta. En definitiva, dejaba manos libres a Patrimonio para adoptar la decisión a su mejor criterio.
Según las filtraciones trascendidas, la decisión será la de anular el concurso. A nadie que haya seguido medianamente el tema se le escapa que la Entidad ha naufragado completamente en este asunto; y tal decisión sería su certificación más patente, no porque pensemos que es recomendable tomar otra distinta, sí porqué su falta de pericia le habría llevado ha desperdiciar tres posibles adjudicatarias de primer orden en cuanto a credibilidad y solvencia.
Nuestras carreras, que fueron una embrionaria oportunidad de industria a comienzos de los noventa, son una representación patética a imagen y semejanza metafórica de lo que hoy sería una visita guiada por las instalaciones del hipódromo. Este proceso que hemos tenido que padecer, es un fruto más de la tradicional ceguera que en España las carreras de caballos en particular y la industria aplicada a la ganadería equina en general han sufrido en política económica, instancias que en la práctica han carecido siempre de una mínima sensibilidad para entender que aparte de un divertimento, las carreras son constituyentes de una verdadera industria, como así lo han interpretado y probado en todos y cada uno de los países que nos superan en progreso y que, sino en esto, si en tantas cosas nos sirven de referencia y modelo. No somos pues sólo víctimas de un proceso mal concebido y peor llevado, que lo somos; además, la actividad arrastra una secular incomprensión que hoy no puede ser entendida en gente tan viajada.
Cuando Madrid, que era el reconocible motor de toda esa industria en ciernes va a entrar inexorablemente en su ¡sexto año sin ofrecer carreras!, se nos antoja estúpido invocar a cualquier argumento de razón o transitar por la también estólida sumisión del rogante, que es permanentemente desatendido. La industria por lo demás está perdida y con todos los pronunciamientos en su contra a corto plazo. Ahora nos quedan las personas y el caudal de su experiencia para rehacer lo perdido. Es difícil saber con qué gravedad afectará a las fuerzas todavía vivas del hipódromo, la apertura de un nuevo plazo de adjudicación.
Por una mínima consideración hacia ellas y lo que representan para la recuperación de lo perdido, es prácticamente obligado que de confirmarse la anulación del concurso, Patrimonio se auto exija y emprenda la reparación de las pistas sin más demora. Tan imprescindible actuación sería agradecida por todas las partes, empezando por el futuro adjudicatario, que vería con ello adelantada la fecha del comienzo de su explotación, pues la consolidación de esa obra es la que más tiempo requiere. Tal desembolso, así contemplado y reconocido en las nuevas condiciones del nuevo concurso, sería además un gasto fácilmente recuperable. Patrimonio debe entender de una vez por todas, que se está trabajando con materia viva y aquí, los efectos del reloj no son los mismos que cuando lo que se administra es patrimonio inerte.
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