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jueves 28 marzo 2024



España - 22/09/01
Otra generación “z”


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Por Gerardo Torres

  • Al parecer, este año han nacido los últimos PSI en Lore Toki y, curiosamente, esta última potrada es una nueva generación “Z”, letra por la que empezaron también los nombres de los caballos nacidos en 1980, unos caballos que en la pista de carreras revitalizaron el nombre de la Yeguada Militar como entidad criadora y como cuadra de carreras. Según las noticias que tenemos, en 2002 las madres de la legendaria yeguada nacional van a parir en los prados cántabros de Ibio, iniciándose así una nueva etapa en la historia de los colores rojiverdes que ojalá pueda seguir los pasos de la anterior.

  • Zatara, Zalamero, Zaid, Zarallana, Zurriola, Zetel, Zurika, Zarautz, Zurita Blanca, Zraq Star, Zulia, Zezere y Zumbel son los trece potros que han nacido la pasada primavera en la finca donostiarra de los militares, muy cerca de otras obras de arte no menos admirables como son las esculturas de Eduardo Chillida. Muchos caballos de carreras han aprendido a tenerse en pie sobre esta misma hierba, de la que muchas veces se ha dicho que no reunía las condiciones idóneas para la crianza del pura sangre inglés. Hay quien afirma que los pastos de la cornisa cantábrica son demasiado ácidos, y muchas veces se ha escrito que los prados de la yeguada son pequeños. Hace veinte años, cuando los potros de la anterior generación “Z” iban a salir a subasta, ya como yearlings, el teniente coronel Miguel Cavanillas, jefe entonces de Lore Toki, reconoció en una magnífica entrevista realizada por Javier Roldán para Corta Cabeza que envidiaba dos cosas de los prados ingleses: “Su riqueza de composición natural y sus enormes extensiones”. Pasaba entonces la Yeguada Militar un momento de crisis que se había intentado superar con adquisiciones como la de Rústica. Las últimas potradas habían sido numerosas, pero sus elementos fueron frágiles y exhibieron poca clase. Por entonces se esperaba que un par de dos años de la generación “V” fueran capaces de devolver el prestigio casi perdido a la yeguada, pero ni Vosgos, precisamente hijo de Rústica, ni Varesse rompieron la tónica de los últimos años. El primero, muy tardío, no respondió a lo esperado y el segundo, que fue un buen potro y que en la primavera de sus tres años llegó a pelearse con los mejores de una excelente generación (fue segundo en el Nacional que ganó La Novia), acabó rompiéndose prematuramente.

  • Y en esto surgió la “Z”, justo cuando más se hablaba de los fracasos de la Yeguada Militar, cuando se había intentado cambiar la trayectoria de los últimos años con nuevas adquisiciones como las de María y Belle Fafa y cuando a alguien se le ocurrió darle un giro a la política de cruces dándole, por un lado, la máxima confianza a un nuevo semental, Tiphany’s, un tordo del 77 nacido y criado en la casa, hijo nada menos que de Lyphard, y, por otro, adquiriendo posteriormente por una millonada a El País, el gran crack del hipódromo español en el arranque de los 80. Curiosamente, un semental que demostró ser realmente bueno, como fue el austríaco Brabant, había pasado casi inadvertido hasta entonces para los mentores de Lore Toki, que no habían reparado en la calidad media de sus productos.

  • La generación “Z”, entre otras cosas, puso a Brabant en su sitio, aunque a la vista de cómo sucedió todo, está claro que resultó ser algo tarde. El caso es que la potrada fue incluso más numerosa que las anteriores. Al hipódromo llegaron nada menos que 23 potrillos, y aunque alguno no llegó a correr, y otros sólo lo hicieron en alguna ocasión, el grupo fue muy precoz en líneas generales y demostró ser muy parejo en cuanto a calidad. En esta ocasión, además, la Yeguada Militar se quedó con muchos de los efectivos para la cuadra de carreras, que estaba a las órdenes de Adolfo Gómez. Cuando empezaron las pruebas para dos años y Gómez empezó a poner en la pista a sus “Z”, una nueva época empezó para los colores rojo con cruz de San Andrés verde. El que luego fue el mejor de todos, Zalduendo, ganó el Primer Paso y, a partir de ahí, uno tras otro los “Z” iban barriendo a sus rivales.

    Se cruzó MANOLA

  • Pero surgió también una potrita de manos frágiles y un andar sereno y hasta cansino que en cuanto vio la pista de carreras se convirtió en un animal realmente distinto y excepcional. Manola era hija también de Brabant, y se cruzó, avasalladora, en el camino de los “Z”. Debutó ganando por nueve cuerpos y en su siguiente salida, también en primavera, barrió por seis y medio al que algunos señalaron como el más esperanzador de los potros de Lore Toki, Zapingo, un hijo de Satingo y Courtship del que hablaban maravillas por su elegancia y clase y que después de este debut honroso no volvió a correr. Manola ganó en otoño el Critérium de Potrancas y el Gran Critérium y al año siguiente se impuso en la Poule, en el Vizcondesa de Irueste y en el Villamejor, siendo segunda en la Copa de Oro. Se criticó mucho a sus responsables por haber exigido demasiado a una yegua un tanto delicada que lo entregaba todo y que murió en el hipódromo, a sus cuatro años, cuando, según dicen, su corazón dijo basta. Los enfrentamientos con su hermano Zalduendo –de los que salió airosa– llegaron en unas condiciones no deseadas por nadie, después de la paliza que se llevó el macho en el Gran Premio de Madrid, en el que protagonizó una de las rectas más espectaculares de los últimos tiempos junto a Brezo, vencedor de la prueba, y tras la lesión que la hembra padeció antes del Oaks, y tras la cual ya no fue la misma. Fue ése uno de los duelos que los aficionados nos quedamos sin disfrutar. Zalduendo contra Manola. Manola contra Zalduendo.

  • Sin Manola, la campaña de dos años de 1982 y la clásica de 1983 habrían resultado de un dominio abrumador de los “Z”. Zalduendo (Brabant y Vitoria) fue sin duda el mejor macho de toda la generación, lo cual demostró con sus triunfos en la Poule y en el Derby y con ese excelente segundo en el Gran Premio de Madrid. Además, fue también segundo en el Nacional, ganado por Mameluco, después de un recorrido infame. Lamentablemente, el caballo acusó aquel pulso con Brezo y ya no levantó cabeza jamás, perdiéndose en el túnel del tiempo el nombre de un caballo que mereció más reconocimiento que el que se otorgó.

  • Afortunadamente, no quedó todo en Zalduendo. Zambia, una Rochetto realmente excelente, se destapó ganando el Oaks –en el que no estuvo Manola– y luego el Diputación Foral de Guipuzcoa, carrera señera por entonces, y Zielissimo, con dos años, le dio a su padre, Rheffíssimo, el primer triunfo como semental en una carrera de categoría al imponerse contra pronóstico en el Critérium Internacional. Esta hembra, hija de Masllana, respondió así a la característica principal de su familia: la predilección por la pista de Lasarte, algo que este año está demostrando un ilustre nieto de Masllana como es Toscano. Finalmente, otro componente principal del grupo “Z” fue Zoshka, yegua de clase y velocidad que fue buena a dos años pero mejor a tres, cuando ganó el Opcional y, sobre todo, el Gobierno Vasco.

  • Y habría que recordar a los precoces y honrados Zaladour (Blue Skyer, hermana de Tiphany’s), Zalamy (Brabant, que estuvo corriendo muchos años), Zambaygo (Brabant, ganador del Martorell), Zambeze (Rochetto), Zanguacho (Quebracho, rapidísimo a dos años), Zapita (El Señor, muy regular), Zarauz (Blue Skyer, caballo útil), Zatopeck (Brabant, el gran sacrificado de la cuadra como sparring de Zalduendo) o Zehila (Blue Skyer). Y no sería justo dejar de mencionar a los potros que no tuvieron la suerte de poder aguantar en un mundo tan competitivo: Zab Baby (Quebracho), Zarevich (Rochetto, del que se habló siempre bien), Zchirocco (Brabant, eterno rumor), Zelenitxa (Quebracho), Ziberios (Brabant, de quien decían en la cuadra de carreras de la Yeguada que era el mejor de todos), Zinachka (Quebracho, hermana de Varesse) o Zirus (Brabant, del que también se habló mucho y se quedó en nada). Hasta las hijas de un semental paupérrimo como Koshkero –Zellaya y, sobre todo, la honrada Zarzas– merecen ser recordadas en este homenaje a una generación que hizo mucho por unos colores, por una marca y por una leyenda que 19 años después de la aparición en las pistas de aquellos potrillos lo sigue siendo. Lore Toki se acaba con otra “Z”. Qué casualidad.









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