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miércoles 24 abril 2024


Los caballos no padecen la fiebre aftosa pero pueden ser vehículo transportador del virus que provoca la enfermedad.



La fiebre aftosa es rara en el ser humano y no grave. No la transmite el caballo. Nada que ver con la grave encefalopatía espongiforme (vacas locas).




Cría y salud - 28/02/01
Preocupación por la fiebre aftosa
La fiebre aftosa es una enfermedad que no afecta a los caballos pero éstos pueden ser vehículo de transmisión del virus

  • Las recientes noticias sobre la fiebre aftosa en todos los medios de comunicación han causado una gran preocupación.

  • Preocupación lógica después del problema de “las vacas locas”, pero que queremos aclarar pues es bien diferente y debe causar una preocupación bien distinta.

  • Por otra parte los medios de comunicación han hablado del cierre de hipódromos en Gran Bretaña, y lógicamente esta noticia hace pensar en la posibilidad de esta enfermedad en los caballos.

  • ¿Qué es la fiebre aftosa?, la fiebre aftosa es una enfermedad viriásica que afecta principalmente al ganado vacuno, porcino, caprino y ovino (epizoótica) y que difícilmente afecta al ser humano (antropozoonosis).

  • Pero tranquilidad: es una enfermedad que no afecta a los caballos.

  • Entonces, ¿por qué el cierre de hipódromos?, la explicación está en que el virus de la fiebre aftosa (picornavirus) es tremendamente transmisible, y el caballo al igual que el hombre lo puede (sin padecer la enfermedad) transportar. Lógicamente los caballos pueden ser significativos en la propagación de la enfermedad pues recorren grandes distancias para asistir a las competiciones y también porque en su trabajo habitual pueden desplazarse por espacios muy grandes. El virus se propaga incluso por el aire hasta 3 ó 4 Km, aunque se piensa que en días de viento puede llegar a transmitirse hasta unos 30 Km.

  • Dado que en Gran Bretaña se han confirmado animales que padecen la enfermedad lo que se trata es de evitar los posibles medios de transporte del virus, en el caso que nos interesa los caballos.

  • En España de momento no hay casos de fiebre aftosa pero en la actualidad hay muchos caballos británicos compitiendo en Montenmedio. Pues bien, ahora puede surgir el problema en que los propietarios de estos caballos no quieran que vuelvan a entrar en Gran Bretaña, pues desde luego ningún país va a dejar que caballos procedentes de este país, de momento entren en el suyo.

  • Ya sabemos que los caballos irlandeses (en Irlanda no se han detectado casos) para volver a su país no pueden hacerlo vía Gran Bretaña.

  • De todo lo anteriormente expuesto se deduce que el tema requiere unos controles veterinarios muy exhaustivos para que no se propague dicha enfermedad por Europa. Desde luego Gran Bretaña de momento queda en entredicho para la realización de cualquier competición internacional y los caballos británicos lógicamente no podrán ser exportados, también de momento, a ninguna parte.

  • Pero también se deduce que no habrá que sacrificar caballos que es lo que la gente se temía, después de ver las desagradables incineraciones de cerdos, pues los caballos no padecen la enfermedad, sólo habrá que procurar que no sean vehículos de la misma no dejándoles movimientos que favorezcan la transmisión.

  • Y para explicar algo más de esta enfermedad, para la mayoría desconocida, diremos que el virus ataca y produce la enfermedad principalmente en vacas, cerdos, ovejas y cabras y que en estos animales se manifiesta principalmente por ampollas en la mucosa bucal y en los espacios interdigitales de las extremidades posteriores (foot and mouth disease).

  • El ser humano se puede contagiar por contacto muy directo con animales enfermos (cuidadores y ordeñadores) y también por la ingesta de leche cruda o derivados lácteos.

  • En el hombre tiene un periodo de incubación entre 2 y 18 días y después aparece fiebre, dolor de cabeza, postración y dolores en los miembros, más difícilmente diarrea. A los 2 ó 4 días de estos síntomas aparece la mucosa bucal enrojecida y tumefacta para aparecer más tarde pequeñas vesículas que se convierten en ulceritas. A veces estas ulceritas aparecen en las ventanas nasales y en los dedos o zonas de alrededor de las uñas. El curso de la enfermedad es benigno y normalmente cura sin tratamiento el cual va encaminado a tratar de evitar el dolor de las ulceritas con colutorios o incluso con aureomicina. En los niños, como es lógico, puede tener un desarrollo más insidioso y obliga a un diagnóstico diferencial con el eritema exudativo, el herpes labial, el pénfigo...

  • Nada que ver con la grave encefalopatía espongiforme (vacas locas).







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