Se pulverizaba aparentemente así, por la fuerza de los hechos, la gigantesca polémica que venían sosteniendo medios, técnicos y aficionados en las últimas semanas respecto a las virtudes saltadoras de KAUTO STAR, un siete años que se presentaba aquí como favorito tras haberse paseado en sus cinco últimas salidas -en todas ellas demostrando una clase fuera de lo común-, pero que en repetidas ocasiones salta “de aquella manera”, haciendo faltas en las últimas vallas del recorrido con el consiguiente problema cardiaco tanto de sus responsables como de sus incondicionales que, a la hora de escribir estas líneas, abarcan a todos los ciudadanos de la Pérfida. En sus últimas dos salidas antes de abordar la Copa de Oro, saltaba el último obstáculo de forma tan incorrecta que a nadie habría extrañado verle rodar por el verde y perder así unas carreras que su extraordinaria calidad merecía de sobra. No es pues de extrañar que, al ir a abordar la última valla de la Gold Cup, su moza se tapara los ojos con los brazos, incapaz de seguir mirando lo que podría ser una tragedia. Nada ocurriría esta vez, sin embargo y el pupilo de Nicholls se alzaría con una merecida victoria que le encumbra en lo más alto de la disciplina al tiempo que le convierte en un negocio extraordinario pues, en todo su historial deportivo, reporta a su propietario la nada baladí cifra de £1,846,549. Cifra que incluye lo obtenido en la competición más un bonus de un millón de machacantes con el que Betfair premiaba al que fuera capaz de triunfar en las Betfair Chase, King George y Gold Cup, tres entre las últimas seis victorias de este hijo de Village Star. Añadamos otro dato que expresa claramente su enorme categoría: de veintiuna salidas, se ha caído en dos ocasiones, terminando entre los tres primeros en todas las restantes, a excepción de un quinto puesto. Esos son los números de una verdadera estrella.

Colocado en puestos de retaguardia durante buena parte de un recorrido poco vivo, era movido en los últimos compases por su jockey, R. Walsh, en búsqueda de un hueco que no era evidente, al resultar imposible su intento de colarse por el interior dado el agrupamiento de media docena de congéneres obstinados en tomar esas calles internas. Cambia pues Walsh de idea y, acelerando de lo lindo, se sale al exterior y salta la penúltima valla en cabeza, marchándose hacia una victoria que su forma de galopar revelaba incontestable. Pero KAUTO STAR debía dejar el suspense de nuevo flotando en el ambiente porque quién más y quién menos aguantaba la respiración al verle abordar ese fatídico último obstáculo en el que vuelve a cometer una falta –aunque menos dramática que las de sus dos salidas anteriores- que no le impide marcharse a ganar con plena autoridad.

Si decíamos más arriba que la polémica sobre si KAUTO STAR salta mal, si se desconcentra en los últimos obstáculos, etc… -convertida en una lucha sin cuartel entre el preparador del caballo, Nicholls y la prensa especializada- se había disuelto aparentemente tras lograr esta gran victoria, las declaraciones posteriores al evento reavivaban la llama: para los técnicos es un hecho preocupante que KAUTO STAR comete errores sustanciales en los últimos saltos, mientras que un Nicholls agrio y tenso enarbola la Copa de Oro como argumento irrefutable al tiempo que añade: “todos dicen que hace faltas en los obstáculos pero nunca da la impresión de estar a punto de caerse. Es un extraordinario caballo”. Añadiríamos: ¿Qué salta mal? Pues si llega a hacerlo bien…

http://www.youtube.com/watch?v=RN_q5ZfHXLA Video del Ranvet