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miércoles 24 abril 2024



GB - 01/07/06
AD VALOREM gana un devaluado Queen Anne
Fallon jinete de la ganadora, provocó la interferencia de Peeress sobre Court Massterpiece.

Por CFGD

Treinta y un años después de que el gran O´Brien, Don Vincent, se adjudicara esta carrera para Irlanda con Imperial March, otro O´Brien –sólo comparable al anterior en el apellido- llevaba el trofeo a la verde isla.

  • Aseguraba Aidan O´Brien -una vez corrido el G1 Queen Anne Stakes- que su pupilo había ganado “por sus propios méritos”, que era el mejor. ¡Cómo no! Después de haberse quitado de encima por las bravas a PEERESS –con la que el destino se cebaba- y, en consecuencia, haber impedido de rebote que COURT MASTERPIECE le aplicara el severo correctivo que anunciaba a gritos en su ataque fulgurante por los palos, el animalillo ganaba por sus propios méritos. ¡Ja!

  • Para méritos los de los comisarios británicos que –como juristas de pro- interpretan las reglas como se les pega la realísima gana, siempre en el mismo sentido, eso sí, siguiendo el inamovible principio que, como la Constitución del país, no está escrito pero todos conocen: en esta isla no se distancia jamás, salvo que las entrañas de caballos o caballeros arrastren por el piso o que quién más o quién menos, harto ya de habas, haya sacado la trapera para hacerse justicia por su mano, que como la espere de los “stewards” va apañado.

  • Esta materia mueve a reflexión: mientras los hooligans –ciudadanos ingleses- son la hez de la Creación -individuos patibularios, violentos, borrachos y arbitrarios a los que se les da una higa los males que causen a terceros y no digamos los que perpetran en la propiedad privada o en el mobiliario urbano-, los aficionados que abarrotan los hipódromos de la Pérfida –también ingleses en su mayoría- resisten sin inmutarse durante décadas la aplicación peculiar de las “Rules of racing” ante cualquier incidente que surja en el desarrollo de un recorrido, expresando imperturbables frases tales como “así son las carreras”, actitud que se extiende a los profesionales, pues Spencer –conductor de COURT MASTERPIECE-, que internamente se debía estar acordando de la progenitora de los Comisarios y no para bien, declaraba con voz meliflua y paciente a la TV que…”son cosas de las carreras”. Luego, hemos sabido que, en conversación abierta con su entrenador, desahogaba su furia diciendo: “Me han asesinado. Habría ganado la carrera. No tenía la menor esperanza de que distanciaran, con cuerpo y medio de diferencia nunca lo hacen”.

  • Para mayor comprensión retomemos los hechos: tras un recorrido llevado a paso poco selectivo, comienza la batalla para ser el primero, atacando PEERESS –a la que PROCLAMATION había dado un “recadito” a la salida de cajones- que se pone en cabeza demasiado pronto, a falta de 400 metros. Por fuera aparece AD VALOREM, con PROCLAMATION aún más al exterior, aunque sin fuelle y, por dentro, va tomando posiciones Spencer con COURT MASTERPIECE. Con 200 metros por recorrer, Fallon –al que permiten todo- cambia su látigo de la izquierda a la derecha cuando su montura comienza a luchar con PEERESS, inclinándose sobre la yegua y, así, continúa pegando al caballo -pese que éste se vence incesantemente a su izquierda-, sin intentar enderezarle, empujando a la de Stoute que, de rebote, cierra el paso a un fulgurante COURT MASTERPIECE que, ya a medio cuerpo del jaleo, viene a ganar por los palos. Cierto que PEERESS ya estaba batida, pero no lo es menos que pierde la tercera plaza y que, por causa de la interferencia sufrida, impide a COURT MASTERPIECE alzarse con una victoria que, a 100 metros del poste, era meridiana

  • Los Comisarios vuelven a esconderse y convierten un claro caso de “seria interferencia” –tipificado en una subsección del Código como “falta de corregir una acción durante un prolongado periodo de tiempo”, definición que le va como un guante a los hechos- en uno de “monta peligrosa”. Sancionan así a Fallon con una puesta a pie de cuatro días, expresando: “La razón de la sanción es que el jockey permitió a su caballo vencerse sin hacer lo necesario para enderezarle”.

  • Ante la polémica decisión, comparece ante los medios el “Comisario asalariado” –los otros lo hacen “gratis et amore”-, W. Nunneley, que explica que los comisarios deben estar seguros que el caballo que ha causado la interferencia lo ha hecho en su beneficio y, en el presente caso, no se da tal circunstancia, a la vista del cuerpo y medio que obtiene de ventaja en la meta. Añade –para acabar de arreglarlo- que Fallon no se molesta en enderezar a su caballo al que pega durante un buen trecho en la recta y no baja su látigo hasta que la interferencia ya se ha producido. Consideran que realiza una monta que está muy lejos de lo que se entiende por una monta competente y cuidadosa encaminada a no poner en peligro la seguridad de caballo y jockey, que causa una considerable interferencia y por ello es sancionado con cuatro días de puesta a pie. ¿Hay quién lo entienda? Parece –off the record- que las dos razones reales que mueven a estos sesudísimos señores a dejar el resultado inalterado son: el cuerpo y medio que el ganador saca en la meta y el hecho de que, de distanciarle, debían hacerlo tras PEERESS, que ya estaba batida cuando se produjeron los hechos.

  • Desde el punto de vista deportivo, cabe señalar que no hemos asistido a un Queen Anne fiable, ni a un Grupo 1 genuino, en lo que a la performance realizada por varios elementos se refiere.

  • Comenzando por el ganador, AD VALOREM, un excelente e imbatido dos años que se quedaba a la puerta de lo mejor en su edad clásica, que no venía corriendo con suficientes credenciales como para alzarse aquí con la victoria. Dice su preparador que la razón de sus malas carreras anteriores no es otra que la de no haber encontrado nunca una pista lo suficientemente seca, única superficie en la que da su valor (no se entiende por qué le ha corrido todas las veces en terreno que sabía inadecuado, actitud que resulta un engaño para el apostante si no se advierte de forma expresa y que en nada favorece la moral de un purasangre). El hijo de Danzig –ya propiedad de la australiana familia Ingham- hace a duras penas la milla de no ser en pista muy rápida, beneficiándose en este caso del poco tren en que se corría la primera parte de la carrera y, a nuestro juicio, de la falta cometida que dejaba fuera de combate al más peligroso, COURT MASTERPIECE. Este último es el más perjudicado por lo acontecido: en excelente forma y muy bien montado por un Spencer impecable, resulta el ganador moral de la prueba, sin que olvidemos que es un caballo de 1400 y que necesitará determinadas circunstancias para alzarse con un G1 sobre la milla. PEERESS realizaba una carrera desafortunada de principio a fin y no se le debe tener en cuenta.

  • A los que también hay que echar de comer aparte es a los Godolphin. Sabido es que PROCLAMATION llevaba 290 días sin competir, que el estado de forma de su cuadra es difícilmente empeorable, que no le gusta nadita la pista tan seca. Con todo eso se contaba. Pero, claro, lo que ya chirría es que al hermetismo ante-carrera sigan declaraciones como las emitidas por el ínclito Crisford, una vez terminada la prueba: “Sospechábamos que estaba algo oxidado, sabíamos que salía a la pista con dos semanas de atraso en su preparación, que había perdido dos trabajos cruciales y que, para ganar una carrera como está, hay que estar muy afilado. Bajo todas esas circunstancias, estamos contentos con su performance”. Ya les vale. Si sabían tanta cosa negativa, ¿Por qué no comunicarla? y ¿por qué correr al caballo ante tanta certeza de que no podría ganar? Malo para el caballo, malo para el prestigio y seriedad de los colores que representa y –de nuevo- un engaño para el apostante, sin el que –finalmente- todo se iría al guano. Terminaba tercero pero, en justicia, de no haber existido la ya reiterada interferencia del ganador, no habría podido pasar del cuarto.

    Crónica PREVIA






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