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- 12/12/01
Carreras Internacionales en Hong Kong (Gr.I)(I)
Domingo 16 de Diciembre en el Hipódromo de Sha Tin
Por Coral Fernández y García-Diego El Domingo 16 de Diciembre va a celebrarse en el Hipódromo de Sha Tin, en Hong Kong, el Día Internacional de las Carreras que comprenderá tres pruebas de Grupo 1 –Hong Kong Vase, sobre 2400 metros;, Hong Kong Mile, sobre 1600 metros; Hong Kong Cup, sobre 2000 metros y última pata de la Emirates World Series- y una prueba, ascendida este año a Grupo 2, la Hong Kong Sprint, sobre 1000 metros.
El meeting es verdaderamente de excepción y, para los europeos, representa el final de la temporada 2001. Mientras que hasta hace pocos años, se veían estas carreras con algún recelo en Europa, en la actualidad, es masiva la asistencia de pura sangres llegados del viejo continente. Representantes de Inglaterra, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Japón, Australia, Alemania, Francia, Irlanda y Singapur, junto a los locales, confirman el auge que ha alcanzado el evento.
El objeto que persigue esta celebración se centra en atraer los mejores corredores en turf, procedentes tanto del Hemisferio Norte como del Sur, que se distribuyen en cuatro carreras, según convenga a las aptitudes de cada individuo. El máximo de purasangres foráneos es de cuarenta, diez por carrera.
Otro dato escasamente desdeñable que confiere relevancia al evento es la importante dotación de las carreras cifrada en la presente edición en US$ 6´9 millones, por lo que causa poco asombro que las Carreras Internacionales de Hong Kong de este año hayan recibido el mayor número de aspirantes desde que fueron creadas.
El escenario
En Hong Kong hay dos hipódromos: el de Happy Valley y el de Sha Tin. El primero está fundado en 1846, mientras que el escenario que nos ocupa data de 1978 y está ubicado en los Nuevos Territorios.
 En Sha Tin hay dos pistas: una exterior de turf que tiene fama de ser una de las más uniformes y finas del mundo y otra de “all-weather” –en dirt- situada en el centro de la pista de verde.
 La afición
No siempre Hong Kong fue China. Hasta hace bien poco era un protectorado británico y esa influencia sajona ha tenido los efectos previsibles en un aspecto cultural, el de las carreras de caballos. La afición en Hong Kong supera con mucho la que pueda encontrarse en cualquier otro país del mundo, incluída la Madre Inglaterra. Las carreras en aquel minúsculo y superpoblado trocito del globo produce parecidos niveles de pasión y entusiasmo que los que el fútbol mueve en Europa o en los Estados Unidos el béisbol.
Y algunos datos que avalen tal aserto: la media de asistentes a cada día de carreras es de 46.000 personas en cada uno de los hipódromos existentes en el lugar y las apuestas alcanzan, de forma habitual, cientos de millones...de dólares. El Jockey Club de Hong Kong recibe de las apuestas anualmente US$10´4 billones. Para que sirva de comparación, sepan ustedes que los 167 hipódromos existentes en los Estados Unidos rondan la cifra -por idénticos conceptos- de US$ 12 billones.
 Más de un millón de ciudadanos de Hong Kong apuestan US$215 millones en cada día de carreras, 650.000 personas entre una población de 6´2 millones utilizan cuentas de teléfono para apostar y otras 62.000 se dedican a dar dividendos y admitir apuestas minuto a minuto –vía internet- de cualquiera que así lo requiera en el mundo entero.
Las dotaciones de las carreras en Hong Kong están en consonancia con todo lo anteriormente expuesto y se pueden contar, sin temor a equivocarse, entre las más “ricas” del mundo. Ello asegura una competición al más alto nivel y la inveterada presencia de visitantes extranjeros, ansiosos de hacerse con una parte del codiciado pastel. Los aficionados a las carreras del mundo entero son capaces de apreciar las virtudes de las pruebas que tienen lugar en Hong Kong, ese paraíso del turf.
Y digo yo. Si en Hong Kong hay más de seis millones de habitantes y dos hipódromos y Madrid casi se acerca a los cinco millones de almas, ¿Dónde está la parte proporcional de hipódromo que nos corresponde? Bueno, no me hagan caso. Es una obsesión.
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